lunes, 13 de octubre de 2008

¿Sentimos nuestros Colores?

Creo que voy a crear polémica con esta entrada, pero llevo tiempo queriendo hablar sobre este tema, más o menos desde que a todos los españolitos se nos conmovió el corazón con esta imagen:

iker_campeon[1] 

Fue un gran acontecimiento en el que, desde ese mismo día, las banderas españolas no paraban de hondear en las calles, en los balcones y en las tiendas de toda la geografía. ¿Era el momento, pensé, de dejar atrás las -ya cansinas- rencillas y dejar a la nueva juventud disfrutar en toda su inocencia y goce de los colores que representan a día de hoy nuestra nación? Una gran duda me invadía. Por un lado, pienso, debemos dejar actuar a las nuevas generaciones que se nos viene encima, y dejar atrás conflictos ya anticuados, pero por otro lado, la memoria histórica aún está presente en muchos de nosotros.

  bandera españa                                                    bandera-republica

                Vs    

 

 

 

Es bueno abogar por la concordia y por la inocencia de los que nos preceden, sin embargo, la cruda realidad me torna enseguida a la decepción; decepción en el sentido de que (supongo que en gran parte, gracias a nuestro lastimoso sistema educativo) los jóvenes de hoy en día están en la más absoluta ignorancia sobre la historia reciente de nuestro país.

He indagado un poco sobre la historia de ambas banderas y la verdad sea dicha, ni un todo-poderoso-académico-catedrático-sabio-cuasi-hombre-perfecto tendrá el conocimiento para dilucidar realmente la procedencia o verdadera realidad de dichas banderas. En este enlace tenéis una detallada biografía sobre la bandera de España. En él se nos explica, por ejemplo que el uso de los colores rojo y amarillo se remonta sobre el año 1716, a la llegada del trono de Carlos III.

primera bandera[...]observó que la mayoría de los países utilizaban pabellones en los que predominaba el color blanco (España, Francia, Gran Bretaña, Sicilia, Toscana...) y, dado que estaban frecuentemente en guerra entre sí, se producían lamentables confusiones en la mar, al no poder distinguirse si el buque avistado era propio o enemigo hasta no tenerlo prácticamente encima; por ello, encargó a su Ministro de Marina que le presentase varios modelos de banderas, con la única condición de ser visibles a grandes distancias[...]

segunda bandera El uso del modelo, se fue extendiendo no solo a la marina, sino ya también al ejército de tierra. Tiempo después (no sin muchas otras controversias y enfrentamientos) se estableció por decreto real bajo el reinado de Isabel II (en 1843). Los cambios seguirían sucediendo, así como debates y conflictos sobre el contenido de la misma (hablamos del escudo). De hecho, no fue hasta 1981 cuando se presentó las consignas estamentales sobre su apariencia:

Ley 33/1981, de 5 de octubre (BOE nº 250, de 19 de octubre de 1981). Escudo de España.

Artículo 1º. El escudo de España es cuartelado y entado en punta. En el primer cuartel, de gules o rojo, un castillo de oro, almenado, aclarado de azur o azul y mazonado de sable o negro. En el segundo, de plata, un león rampante, de púrpura, linguado, uñado, armado, de gules o rojo y coronado de oro. En el tercero, de oro, cuatro palos, de gules o rojo. En el cuarto, de gules o rojo, una cadena de oro, puesta en cruz, aspa y orla, cargada en el centro de una esmeralda de su color. Entado de plata, una granada al natural, rajada de gules o rojo, tallada y hojada de dos hojas, de sinople o verde.

Acompañado de dos columnas de plata, con base y capitel, de oro, sobre ondas de azur o azul y plata, superada de corona imperial, la diestra, y de una corona real, la siniestra, ambas de oro, y rodeando las columnas, una cinta de gules o rojo, cargada de letras de oro, en la diestra "Plus" y en la siniestra "Ultra".

Al timbre, corona real, cerrada, que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones de hojas de acanto, visibles cinco, interpoladas de perlas, y de cuyas hojas salen sendas diademas de perlas, que convergen en un mundo de azur o azul, con el semimeridiano y el ecuador de oro, sumado de cruz de oro. La corona, forrada de gules o rojo.

Artículo 2º. El escudo de España, tal como se describe en el artículo anterior, lleva escusón de azur o azul, tres lises de oro, puestas dos y una, la bordura lisa, de gules o rojo, propia de la dinastía reinante.

Queda por decir, que tras la victoria del General Franco, se impuso de nuevo esta bandera cuando la republicana hondeaba en los ayuntamientos españoles.

El hueco histórico del uso de  "la otra bandera" se sitúa, claro está durante la instauración de la II República y la guerra Civil. Se puede decir que la innovación en el diseño de la bandera, representaba el malestar popular reinante en 1931. Tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, la familia Real de Borbón en España no gozaba de buena fama. En las elecciones generales del 12 de Abril de ese año, los partidos republicanos ganaban en la mayoría de las grandes ciudades. 2 días después, el Rey Alfonso XIII decide abandonar el país. La bandera empezó a utilizarse de forma popular. [...]Eibar fue la primera localidad en izar esta enseña desde su Ayuntamiento, el día 13. Luego le siguieron ciudades importantes, como Madrid o Barcelona, con manifestaciones multitudinarias[...] (Wikipedia). Su origen en el uso del color morado viene como representación y reconocimiento al pueblo de castilla como parte fundamental (históricamente hablando) de la conformación del país.

Creo que me he excedido un poco, pero creo que el tema merece la pena, de hecho, me he dejado en el tintero hablaros de la historia del himno de España, así como el de la República, ambas con muchas historias y anécdotas por detrás.

Por último, y a lo que nos interesa; es decir, volver a la calle cuando la Selección Española de Fútbol vuelva a ganar una Eurocopa o algo semejante y veamos a toda esa juventud radiante de felicidad hondeado la bandera de España y pensar si están más o menos equivocados, pero por información (o más bien por educación) que no nos quede. Reflexionar por vosotros mismos, porque yo sigo haciéndolo y no llego a ninguna conclusión.

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